Para pensar en una división primero hay que pensar en una resta. Entonces si hacemos esta operación no seríamos nosotros mismos. ¿Qué es un heterónimo, es el famoso, otro yo?, eso es lo que quiero saber, si al dividirme gano algo. Al sumar, uno acumula, al restar uno se quita; al multiplicar uno se violenta, al dividir uno se tranquiliza. Es como si uno fuera un texto caótico - no lo es ? -, una idea borgiana de infinitas palabras e infintas combinaciones y tendría que estar separándose todo el tiempo para dialogar con uno mismo, para despejar un texto entre esa sopa, dividir y catalogar lo que uno separó con un nombre: esto es perverso, esto es bonito, esto es asqueroso, esto yo no lo voy pensar jamás, este no soy yo. Cuando la personalidad se divide se gana algo: el juego es infinito, las posibilidades se abren. Uno baraja de nuevo y hay posibilidades de mentir, o de decir la verdad. De otro, un amigo que le pasó tal cosa, o lo que es mejor mi amigo y yo nos pasó tal cosa: de dos o de a tres. Primero es la moneda, cara o seca; después un dado: 1,2,3,4,5,6; después un mazo de cartas, y un I Ching, donde las posiblidades de juego y de armar una personalidad, ya son máximas. ¿Cuál es el juego que se abre al dividirse?. Pessoa, Alvaro de Campos, Ricardo Reis, un pastor, un metafísico, un hombre simple. ¿A dónde está la división ? Es todo. Pessoa, sin Alvaro, sería lo mismo, sin que se pueda comparar entre ellos. No se comprende mejor si uno tuviese, a un personaje al que presente con otro nombre y otra personalidad.

Comentarios

Entradas populares